¡Mi hijo es un “NiNi”!
Ribas, M.J. (2014, 3 de septiembre). ¡Mi hijo es un “NiNi”! Recuperado el 3 de
septiembre de 2014, de http://www.elnuevodia.com/mihijoesunnini-1846121.html
Culto al hedonismo, elevado desempleo, fracaso escolar,
alteraciones propias de la adolescencia…. Son algunas de las circunstancias,
personales o sociales que, según Cristina Martín Herrera, psicopedagoga y
directora de ISEP Clínic Las Palmas (islas Canarias, España) (ISEP CLP),
influyen en la aparición de los denominados “NiNis” –jóvenes que ni estudian,
ni trabajan-.
“En muchas ocasiones esta situación se produce como
consecuencia del fracaso escolar, coincidiendo con la etapa de abandono de la
enseñanza obligatoria, cuando el adolescente comienza a plantearse cosas como
‘estudiar no sirve para nada’, ‘no quiero estudiar’ o ‘estudiar me aburre’ ”,
señala, la directora de ISEP CLP (laspalmas.isepclinic.es) .
Según Martín, en esta etapa los padres se encuentran con que
sus “hijos adolescentes tienen un cuerpo de adulto y un cerebro de niño. Aún no
han desarrollado una memoria de razonamiento, lógica, de planificación y de
trabajo, la cual no se alcanza, al menos, hasta los 17 años”.
En esta etapa “el adolescente está comenzando a ser adulto y
vive profundas transformaciones biológicas y alteraciones emocionales. Esto le
provoca multitud de inquietudes y, en algunas ocasiones, le surgen dudas acerca
de su futuro e incluso de su propio presente. Comienza a cuestionarse la
utilidad y el sentido de lo que está estudiando, disminuyendo su motivación y,
como consecuencia, su rendimiento”, añade.
Según Martín, el adolescente está atravesando en esos años
un proceso de autoafirmación y conocimiento de sí mismo. “Es una época de
cambios profundos, una crisis de crecimiento indispensable para pasar de la
niñez a la edad adulta y consolidar su estructura física y psíquica. En este
momento se produce un antes y un después en la relación entre padres e hijos”,
explica.
“Si a esto le unimos el uso de la televisión, Internet, el
iPod, la PSP, la Play Station y otras tecnologías que incentivan la pasividad y
la pereza, nos encontramos con un adolescente impaciente, cómodo, perezoso,
anárquico, todo lo cual se opone al estudio”, enfatiza esta experta.
Ante esta situación ¿qué pueden hacer los padres? Para esta
psicopedagoga “lo primero que debemos hacer es preguntar a nuestros hijos ¿qué
es lo que te gusta? y ¿qué te ves haciendo en el futuro?”.
“Debemos respetarles, entenderles y buscar juntos soluciones
para acompañarles en este proceso, olvidándonos de las expectativas que como
padres nos hemos creado. Debemos ayudarles a descubrir lo que más les gusta
hacer”, señala.
Cristina Martín aconseja a los padres que establezcan un
diálogo franco e igualitario con sus hijos ya que “averiguar cuál es la causa
por la que rechazan los estudios les indicará cómo deben abordar el problema,
aunque en muchas ocasiones el propio adolescente es incapaz de reconocer la
razón de su rechazo”.
“La falta de seguridad les hace entrar en una etapa de
indecisión que les empuja a rechazar cosas de su vida que antes no se habían
cuestionado. Para ayudarles debemos poner en su conocimiento las diferentes
alternativas que se le presentan, intentando vincular las diversas asignaturas
con futuros puestos de trabajo o estudios universitarios” recomienda.
La directora de ISEP CLP también aconseja acudir al
orientador del centro educativo u otro orientador externo, para que les
facilite la información sobre las posibles salidas educativas y/o
profesionales.
Estas son otras recomendaciones prácticas de Martín a los
padres de un “NINI”, para que consigan que su hijo salga del limbo en el que
tal vez se encuentra.
Consejos
Gánate su confianza a
través del diálogo, ofreciéndole ayuda y tratándolo como un adulto.
Limítale el uso y
tiempo dedicado a juegos electrónicos e Internet, motivándole con actividades
novedosas que sustituyan a aquellos pasatiempos.
Enséñales a administrar
su tiempo y a asumir responsabilidades, haciéndoles consciente de que cada
acción o decisión tiene unas consecuencias que deberá asumir.
Utiliza metas y recompensas
a corto plazo. Permitirle asistir a una fiesta o acompañarlo a un
concierto al que el adolescente quiere acudir son premios que ellos valorarán
muchísimo.
Anímale a realizar
actividades deportivas. La buena forma física conlleva a la neutralización de
las tendencias perezosas.
Dale confianza a la
hora de tomar iniciativas que le gusten y sean saludables. Esto mejora su
autoestima.
Ayúdale a establecer
una conexión entre sus estudios y sus intereses personales.
Recuérdale que, como
padres, siempre están a su lado.
Transmítele “pasión
por la vida”, comparte tus pasiones (leer, trabajo, aficiones…) con tu hijo y descubran juntos las del
adolescente.
Organiza actividades
conjuntas con la familia y ayúdale a planificar el tiempo para que pueda estar
con sus amigos.
Crea un clima de confianza,
mostrándole respeto y ofreciéndole su apoyo.
Ayúdale a descubrir
sus metas.
Responsabiliza a tu hijo
de sus propias decisiones.
Evita presionarle o
intentar dirigirle hacia los deseos o expectativas que tienes como padre respecto
a su futuro.
Utiliza tu conocimiento sobre las habilidades y aptitudes de
tu hijo para guiarle, ayudándole a desarrollar sus intereses.
Refuerza su autoestima,
ayudándole a fijar unos objetivos realistas y alcanzables en consonancia
con sus características.
Proporciónale un
tiempo de aprendizaje para que alcance las pequeñas metas que le llevarán al
objetivo final.
Manten la disciplina,
potenciando la fuerza de voluntad de tu hijo, dándole confianza,
comunicándole que crees en ella o él, y que no te defrauda.
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