La interdependencia: un problema social en las escuelas



 Por Norman Joel de Jesús, Ed.D.
        Tampa, Florida, USA

En los últimos años se han incrementado los casos de acoso escolar y la falta de tacto en la resolución de problemas en las escuelas. La primera impresión que da, como consecuencia de estas situaciones, es la falta de una buena educación emocional y social. Pero, ¿a qué se debe esta problemática?
En observaciones realizadas en salones de educación preescolar se ha encontrado que los maestros y maestras se dedican a dos aspectos importantes de la vida humana. La erradicación de la dependencia y el desarrollo de la independencia como medio de sobre vivencia. 

La erradicación de la dependencia es bien vista. Una de las cosas que los educadores no desean en la sala de clases es la dependencia, pues la misma equivale a mayor cantidad de tiempo cubriendo una necesidad y disminuyendo el tiempo lectivo. Entre más rápido un niño pueda valerse por sí mismo es mejor desde el punto educativo. Claro está, esto podría tener sus detractores. 

Ahora bien, el problema aquí es la independencia. Si bien es sabido que la independencia ayuda a crear una mejor autoestima, también es cierto que nos trae problemas sociales. La independencia debe ser vista desde una perspectiva personal. Las necesidades básicas deben ser independientes y deben ser cubiertas de manera inmediata para subsistir: alimentarse, ir al baño, cobijarse. En otras palabras, el bienestar es prioridad individual de cada ser humano.

Sin embargo, en la educación primaria se olvida un concepto primordial: la interdependencia. En el mundo no se vive solo. Es una comunidad en la que siempre dependeremos de otros en ciertas circunstancias. Es por ello que la interdependencia es necesaria en la sala de clase desde la edad preescolar.

La misma radica en entender que el mundo conocido no nos pertenece, sino que se vive en una comunidad y que se debe trabajar en equipo por el bien común. Un ejemplo, tomando en consideración la edad infantil, es el juego. En el mismo es importante entender que, como individuo social, debo compartir un juguete con los demás. Es en este proceso que se aprenden reglas y normas de convivencia, así como el respeto a la diversidad de individuos y opiniones. 

Ya es hora de comenzar a educar para la interdependencia. Es hora de educar con sentido social y en balance emocional. De seguro, los casos de acoso estudiantil irán disminuyendo, la resolución de problemas será factible y, por ende, el mundo que rodea a cada cual será más armonioso. Ya se ha aprendido que las guerras entre individuos nada bueno dejan, entonces es necesario moverse a solucionar situaciones de manera coherente y con una educación emocional y social balanceada en bienestar de todos en la comunidad.

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