Enseña a tus niños a saber perder
martes, 16 de febrero de 2010
Rosa Escribano / Primera Hora
Un juego, un examen escolar, un deseo... Sería maravilloso contar con la certeza de que nuestros hijos siempre lograrán sus anhelos y de que, de manera constante, dibujarán en sus rostros la emoción de ser ganadores. Pero sabemos que en el mundo real, no funciona así.
A la par con fomentar en ellos un espíritu ganador, es importante ayudarlos a crear una fortaleza emocional que les ayude a enfrentar los momentos de frustración y de derrota. “Nacemos con la capacidad de autocontrol, pero hay que desarrollarla. En la medida en que (los hijos) van creciendo hay que ir trabajándola en su mente con miras a ir fortaleciendo una madurez psicológica”, aclara el Dr. Enrique F. Gelpí Merheb, psicólogo clínico especializado en niños y adolescentes.
Es común que cuando hay situaciones en que no se logra lo que se quiere “ese nivel de frustración los abrume y se ve el llanto, la rabieta, el coraje”, menciona el doctor. “Pero mientras crecemos, esas destrezas sociales van mejorando conforme a la crianza que recibimos”.
Por otro lado, vivimos en una época en que diversos medios masivos promueven mensajes sobre visualizarse siempre como un ganador en la vida. “Creo que el arraigo con todo esto de la competencia, de la visión especializada de lograr tus metas, es muy positivo; entrar en la dinámica de sacar el máximo del ser humano. Pero pienso que se ha ido a un extremo”, observa el psicólogo. Lo ideal es entrar “en un periodo en que haya un balance entre creer en mí y contar con las destrezas interpersonales apropiadas para el manejo de frustraciones”. Es importante “cumplir con unas expectativas para lograr lo que deseamos, pero siendo conscientes de la realidad de que no siempre se logra lo que se quiere”.
El rol de la autoestima
El psicólogo señala que, definitivamente, “la autoestima es clave en que el niño pueda enfrentar la frustración que produce la derrota sin que se convierta en problema (como una depresión, sentirse poco capaz, etc.)”. Del mismo modo, “para que esa autoestima no se afecte, porque en la medida en que (el menor) no sepa manejar la frustración, se puede afectar la autoestima”.
El doctor también menciona que “la adultez es el resultado de todo lo que aprendemos a lo largo de nuestra crianza”. Un niño con una autoestima sólida, seguro de sí mismo, “va a tener mayor capacidad de tolerar mejor y de una manera más positiva la frustración y la competencia”. Esto abarca, incluso, la manera de afrontar una enfermedad.
Gelpí Merheb aclara que “la frustración es una de las emociones más comunes” que, manejada inadecuadamente, puede generar consecuencias negativas. De ahí la importancia de guiar a los hijos a “comprender que es un proceso de vida porque es una probabilidad latente”. Y más que verla como algo negativo, conviene comprender que “el miedo al fracaso siempre va a estar ahí”. Pero debe verse “como una motivación para aprender a manejarlo de una manera excepcional”.
Cómo puedes ayudarlos
Primero, comprende que en un principio serán naturales expresiones de enojo, tristeza y llanto. Esto forma parte del proceso de aprendizaje.
Fomenta en ellos la empatía en el proceso de ganar. Es agradable la celebración del triunfo, pero sin que ello conlleve humillar ni burlarse de los que no lo lograron.
Sé un ejemplo. La manera en que tú, como adulto, manejas el fracaso servirá como modelo a seguir.
Enséñales destrezas para el manejo de conflicto; que comprendan que es un sentimiento natural y normal de todo ser humano.
Ofréceles las oportunidades de competir en todos los aspectos de la vida, y de persistir cuando sea posible.
Fomenta y refuerza una autoestima sólida y positiva, recordándoles los atributos con los que cuentan para trabajar en el logro de sus aspiraciones.
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Recuperado el 20 de febrero de 2010, de
http://www.primerahora.com/diario/noticia/bienestar/vive_a_tu_manera/ensena_a_tus_ninos_a_saber_perder/367017
Rosa Escribano / Primera Hora
Un juego, un examen escolar, un deseo... Sería maravilloso contar con la certeza de que nuestros hijos siempre lograrán sus anhelos y de que, de manera constante, dibujarán en sus rostros la emoción de ser ganadores. Pero sabemos que en el mundo real, no funciona así.
A la par con fomentar en ellos un espíritu ganador, es importante ayudarlos a crear una fortaleza emocional que les ayude a enfrentar los momentos de frustración y de derrota. “Nacemos con la capacidad de autocontrol, pero hay que desarrollarla. En la medida en que (los hijos) van creciendo hay que ir trabajándola en su mente con miras a ir fortaleciendo una madurez psicológica”, aclara el Dr. Enrique F. Gelpí Merheb, psicólogo clínico especializado en niños y adolescentes.
Es común que cuando hay situaciones en que no se logra lo que se quiere “ese nivel de frustración los abrume y se ve el llanto, la rabieta, el coraje”, menciona el doctor. “Pero mientras crecemos, esas destrezas sociales van mejorando conforme a la crianza que recibimos”.
Por otro lado, vivimos en una época en que diversos medios masivos promueven mensajes sobre visualizarse siempre como un ganador en la vida. “Creo que el arraigo con todo esto de la competencia, de la visión especializada de lograr tus metas, es muy positivo; entrar en la dinámica de sacar el máximo del ser humano. Pero pienso que se ha ido a un extremo”, observa el psicólogo. Lo ideal es entrar “en un periodo en que haya un balance entre creer en mí y contar con las destrezas interpersonales apropiadas para el manejo de frustraciones”. Es importante “cumplir con unas expectativas para lograr lo que deseamos, pero siendo conscientes de la realidad de que no siempre se logra lo que se quiere”.
El rol de la autoestima
El psicólogo señala que, definitivamente, “la autoestima es clave en que el niño pueda enfrentar la frustración que produce la derrota sin que se convierta en problema (como una depresión, sentirse poco capaz, etc.)”. Del mismo modo, “para que esa autoestima no se afecte, porque en la medida en que (el menor) no sepa manejar la frustración, se puede afectar la autoestima”.
El doctor también menciona que “la adultez es el resultado de todo lo que aprendemos a lo largo de nuestra crianza”. Un niño con una autoestima sólida, seguro de sí mismo, “va a tener mayor capacidad de tolerar mejor y de una manera más positiva la frustración y la competencia”. Esto abarca, incluso, la manera de afrontar una enfermedad.
Gelpí Merheb aclara que “la frustración es una de las emociones más comunes” que, manejada inadecuadamente, puede generar consecuencias negativas. De ahí la importancia de guiar a los hijos a “comprender que es un proceso de vida porque es una probabilidad latente”. Y más que verla como algo negativo, conviene comprender que “el miedo al fracaso siempre va a estar ahí”. Pero debe verse “como una motivación para aprender a manejarlo de una manera excepcional”.
Cómo puedes ayudarlos
Primero, comprende que en un principio serán naturales expresiones de enojo, tristeza y llanto. Esto forma parte del proceso de aprendizaje.
Fomenta en ellos la empatía en el proceso de ganar. Es agradable la celebración del triunfo, pero sin que ello conlleve humillar ni burlarse de los que no lo lograron.
Sé un ejemplo. La manera en que tú, como adulto, manejas el fracaso servirá como modelo a seguir.
Enséñales destrezas para el manejo de conflicto; que comprendan que es un sentimiento natural y normal de todo ser humano.
Ofréceles las oportunidades de competir en todos los aspectos de la vida, y de persistir cuando sea posible.
Fomenta y refuerza una autoestima sólida y positiva, recordándoles los atributos con los que cuentan para trabajar en el logro de sus aspiraciones.
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Recuperado el 20 de febrero de 2010, de
http://www.primerahora.com/diario/noticia/bienestar/vive_a_tu_manera/ensena_a_tus_ninos_a_saber_perder/367017
Foto de Archivo Primera Hora, recuperada el 20 de febrero de 2010, de
http://www.primerahora.com/diario/noticia/bienestar/vive_a_tu_manera/ensena_a_tus_ninos_a_saber_perder/367017
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