El reflujo en los infantes (Artículo)

Por Jaime R. Rosado / Especial El Nuevo Día

Probablemente el reflujo gastroesofageal es la condición más prevaleciente en el infante después del catarro común. Se ha sugerido que hasta el 90% de ellos padece de reflujo excesivo.
Es importante notar que los niños, tanto como los adultos, tienen cortos episodios de reflujo, en especial después de las comidas, algo que se considera normal.
Se piensa que el mecanismo de reflujo excesivo en el infante es debido a la combinación de la relajación intermitente del esfínter esofageal inferior (el cual sirve de barrera principal para impedir el movimiento retrógrado de contenido gástrico), con problemas de dismotilidad e inflamación del esófago o “esofagitis”.
Intervención
Las indicaciones absolutas para la intervención médica son tres:
•Cuando ocurre un crecimiento retardado (“failure tothrive”) o que el niño no crece, ya que vomita más de lo que retiene.
•Cuando existen complicaciones del esófago.
•Cuando hay complicaciones de la vía aérea, ya sean episodios de ahogo, irritación crónica de la vía alta o hasta pulmonía de aspiración.
No todos los niños presentan buches obvios o episodios de vómito. Pueden manifestar reflujo silencioso, en el cual el contenido gástrico alcanza el esófago, pero no es expulsado, aunque hace contacto con las paredes del mismo.
El esófago no tiene la capacidad de manejar el ácido que tiene el estómago, por lo que puede inflamarse o desarrollar esofagitis.
La esofagitis crónica puede causar sangrado, formación de estrecheces y hasta cáncer del esófago.
Las buenas noticias son que el 50 y 60% de los infantes que padecen de reflujo excesivo mejoran como a los seis meses de vida. Esto porque hay aumento en el tono general, el niño se posiciona más vertical y se introducen más sólidos a la dieta. Al año, mejora sobre el 90%.
Los tratamientos pueden ser tan simples como maniobras antirreflujo.
Éstas incluyen comidas más pequeñas pero más frecuentes, alimentar al niño en una posición de 45 grados, interrumpir las comidas para ayudar a la eructación o acostar al niño del lado derecho con la cabeza elevada.
A veces se espesa la fórmula con cereal. Sólo en la minoría de los casos se requiere tratamiento con medicinas como antiácidos, para prevenir o tratar la esofagitis o, en ocasiones, agentes antirreflujos.
“Tratar o no tratar”, ésa es la pregunta. Es importante hacer un historial bien detallado de los hábitos alimentarios, en especial del tamaño de las comidas, el tipo de comidas y hasta la técnica de alimentar al niño.
Tragado difícil o doloroso, irritabilidad o molestia excesiva, salivación exagerada o aumento de los vómitos pueden sugerir algún grado de esofagitis.
Por lo general, con un buen historial, un examen físico o, en casos necesarios, laboratorios y placas se pueden descartar otras causas más severas de vómito frecuente en el infante.
El autor es gastroenterólogo pediátrico, con práctica privada en la Torre Médica Auxilio Mutuo.

Tomado de: http://www.endi.com/noticia/bienestar/vida_y_estilo/reflujo_en_los_infantes/143076

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