"Esto es míoooo..." (Artículo)
No es raro que una vez que un pequeño o una pequeña logran articular algunas palabras al llegar a los dos años, decida que él o ella es el centro del universo y que todo lo que le rodea, incluidas las personas, son de su propiedad exclusiva.
Los expertos creen que los niños tratan de ejercitar cierto control sobre un mundo turbulento que les rodea.
El uso de los conceptos "yo"/"mío" son una señal de que el niño o la niña está empezando a comprender los conceptos de lo propio y lo ajeno.
Es el anticipo a la etapa en que estará listo para aprender a respetar turnos y compartir.
A los dos años, los niños suelen pensar que todo gira alrededor de ellos y que son los directores de orquesta de su hogar e incluso fuera de éste. Se muestran egoístas, no han aprendido aún a compartir sus cosas ni están dispuestos a que ningún niño o adulto deje de hacer lo que ellos demandan.
Los padres no saben qué pensar, sienten gran frustración porque aquel angelito o aquella princesita dulce de hace pocos meses se ha convertido en dictador/a a tiempo completo. Además de creer que todo debe hacerse según su voluntad, está convencido/a de que todo es suyo. ¿Cómo manejar la situación?
La realidad es que los pequeños viven convencidos de que así son las cosas y eso es una señal sana de que están empezando a darse cuenta de su individualidad, de que ya no son parte de mamá o papá. Se convierten en un ser por separado y es por eso que, en el segundo año de su vida, los niños son absolutamente egoístas, según lo manifiestan los especialistas. No se trata de una actitud arrogante o manipuladora a propósito, sino que es parte del desarrollo emocional normal de la infancia.
No significa esto que los padres deban darse por vencidos, más bien es el momento ideal para empezar a establecer ciertos límites y para que el niño o la niña aprenda que no siempre puede salirse con la suya. Habrá que explicarle que si bien los padres están allí para cuidarlo y atender sus necesidades, no siempre podrán darle total y absoluta atención. Los adultos debemos comprender y tener expectativas realistas sobre el comportamiento de los pequeños y no hacer demandas imposibles de cumplir.
Referencia: Tomado el día 19 enero 2007 de la página electrónica http://www.endi.com/noticia/familia/vida_y_estilo/¡esto_es_miooo...!/146359 [El comercio/Ecuador/GDA].
Los expertos creen que los niños tratan de ejercitar cierto control sobre un mundo turbulento que les rodea.
El uso de los conceptos "yo"/"mío" son una señal de que el niño o la niña está empezando a comprender los conceptos de lo propio y lo ajeno.
Es el anticipo a la etapa en que estará listo para aprender a respetar turnos y compartir.
A los dos años, los niños suelen pensar que todo gira alrededor de ellos y que son los directores de orquesta de su hogar e incluso fuera de éste. Se muestran egoístas, no han aprendido aún a compartir sus cosas ni están dispuestos a que ningún niño o adulto deje de hacer lo que ellos demandan.
Los padres no saben qué pensar, sienten gran frustración porque aquel angelito o aquella princesita dulce de hace pocos meses se ha convertido en dictador/a a tiempo completo. Además de creer que todo debe hacerse según su voluntad, está convencido/a de que todo es suyo. ¿Cómo manejar la situación?
La realidad es que los pequeños viven convencidos de que así son las cosas y eso es una señal sana de que están empezando a darse cuenta de su individualidad, de que ya no son parte de mamá o papá. Se convierten en un ser por separado y es por eso que, en el segundo año de su vida, los niños son absolutamente egoístas, según lo manifiestan los especialistas. No se trata de una actitud arrogante o manipuladora a propósito, sino que es parte del desarrollo emocional normal de la infancia.
No significa esto que los padres deban darse por vencidos, más bien es el momento ideal para empezar a establecer ciertos límites y para que el niño o la niña aprenda que no siempre puede salirse con la suya. Habrá que explicarle que si bien los padres están allí para cuidarlo y atender sus necesidades, no siempre podrán darle total y absoluta atención. Los adultos debemos comprender y tener expectativas realistas sobre el comportamiento de los pequeños y no hacer demandas imposibles de cumplir.
Referencia: Tomado el día 19 enero 2007 de la página electrónica http://www.endi.com/noticia/familia/vida_y_estilo/¡esto_es_miooo...!/146359 [El comercio/Ecuador/GDA].
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