Aliados de la fantasía

Por Camile Roldán Soto
Todo el mundo recuerda ese juguete que no soltaba. Y es que pocos objetos pueden despertar tanta nostalgia como aquellos que nos transportan al tiempo en que empezamos a descubrir el mundo. Aquella muñeca que bautizamos en la fiesta familiar, las figuras de acción que recrearon batallas o quizás el juego de cartas con el que aprendimos que no siempre se gana, forman parte del inventario único con el cual cada niño dibuja su fantasía y realidad.
Así ha sido siempre. En lugares donde hace siglos habitaron antiguas civilizaciones, desde Grecia hasta Egipto, se han encontrado figuritas y utensilios tallados en materiales como la piedra o el barro que servían para divertir En el museo Kerameikos en Grecia se exhibe un caballito sobre ruedas hallado en una tumba que, se cree, data del 950.
Muchos de esos juguetes que marcaron la infancia de pasadas generaciones, como las muñecas, los bloques o el caleidoscopio, conviven hoy con las más modernas consolas de juegos de vídeo en las tiendas para infantes. Y si han sobrevivido a lo largo de las décadas es sencillamente porque siguen siendo útiles.
Jugar es necesario. Además de provocar diversión, a través del juego los niños exploran su entorno. Se proyectan a sí mismos dentro de un sinfín de situaciones y roles que intentan comprender. Basta pensar en el bebé que no se cansa de tirar la bolita al piso o la niña que juega a ser maestra o mamá.
“El juego tiene esa capacidad de producir una mejor evolución del pensamiento en la medida que se pueden usar los objetos para crear situaciones y buscar soluciones. Esto estimula la capacidad creativa, imaginaria y fomenta el pensamiento”, explica la doctora Carmen Santiago, sicóloga clínica de niños, adolescentes y adultos.


Jugar por jugar
En los primeros años, cuando el bebé aún no habla o camina, los objetos -desde los juguetes a los artículos de uso común como un par de llaves- sirven de estímulos para satisfacer la curiosidad y descubrir el ambiente.
“Conocen el mundo a través de lo que se echan a la boca, descubren sabores y texturas tocando, sintiendo, palpando o escuchando sonidos”, sostiene Santiago.
En ese momento el juguete no forma parte de una fantasía, más bien cumple una función práctica. A medida que el bebé crece esta realidad cambia.
“Con el desarrollo del lenguaje, descubre que los objetos pueden tener un uso diferente, sabe que el juego es simbólico y que puede crear con cualquier objeto una situación cualquiera que tengan en la mente”, precisa la sicóloga.
De ahí que un palo pueda ser una espada, una caja una casa o una escoba un micrófono.
Este uso de la imaginación forma parte de una dimensión importantísima y necesaria del juego. Por eso es importante procurar que los pequeños disfruten de tiempo para inventar libremente sin ninguna instrucción o dirección. Es lo que se conoce como juego libre.
El estudo ‘Crisis in the Kindergarten: Why Children Need to Play in School’ realizado por la Alianza para la Niñez en el 2009 alerta sobre el peligro y las consecuencias de limitar estos espacios en la etapa preescolar, una realidad cada vez más común en los salones de clase donde se fomenta a veces en exceso la competencia y la sobrecarga de tareas.
“Es importante dejar a los niños jugar y eliminar esa idea de que pierden el tiempo jugando. Demasiada carga académica muy temprano hace más daño que bien. Puede inhibir el desarrollo en lugar de fomentarlo”, precisa Santiago.
“Muchas veces los padres se obsesionan con enseñarles algo todo el tiempo a los niños y eso no necesariamente es positivo”, plantea, por su parte, la doctora Alicia Menéndez, sicóloga con tres décadas de experiencia.
Recomienda sacar ratos para sentarse con los chicos y decirles: vamos a jugar y tú me dices qué hacer.
“El padre o la madre sigue las reglas que ellos plantean. Eso es divertido para ellos, establece una relación cercana entre ambos y es terapéutico”, precisa Menéndez.
Muchos padres de hijos únicos se encuentran con la situación de que en ciertas edades a ellos les cuesta jugar solos o se quejan de estar aburridos. Al respecto, Santiago recomienda procurar balance. Explica que hay momentos en los que el niño necesita de la compañía y otros en los que deberá desenvolverse por su cuenta. Esta conciencia es necesaria para promover un apego saludable que consiste en estar presente sin ser sobreprotector.
Una manera de promover esa independencia es preparar en la casa un lugar para el juego con materiales al alcance del niño y apropiados para su edad.
“Uno va con él y le enseña a usar ese espacio, le da ideas”, recomienda Santiago y señala que parte de esa educación es darle poco a poco la responsabilidad de mantenerlo en orden.
Enseñarlos toma tiempo y paciencia pero evita caer en la tentación de convertir a la televisión y los juegos de video en la actividad principal de entretenimiento.


Su rol en el desarrollo
Antes de elegir qué juguetes comprar es recomendable conocer las tres áreas principales que la interacción con ellos ayuda a potenciar. Estas son: social, cognoscitiva y física.
El aspecto social se refiere a la habilidad de un niño para interactuar con otros, poder compartir, cooperar y tener paciencia y empatía.
“Juguetes para construir les permiten aprender a colaborar con otros en proyectos comunes, mientras que los rompecabezas estimulan el trabajar en equipo para completar una tarea. Los juguetes ayudan a entender conceptos como el aprender a esperar su turno, disfrutar una victoria o aprender a perder de una forma saludable”, plantea la doctora Dra. Amarilis Serrano, sicóloga clínica.
Concentración, memoria, creatividad y solución de problemas son parte del desarollo cognoscitivo. Los dominós, cartas y juegos de mesa son herramientas útiles para afinar estas áreas mientras refuerzan también la socialización.
En cuanto al desarrollo físico, relacionado a las destrezas motoras y de coordinación, es importante promoverlo con juegos como la plasticina, las canicas o el juego con la pelota, entre otros.


Más es menos y menos es más
Mucho ha cambiado desde que los griegos jugaban con caballitos sobre ruedas. La modernidad ha abierto un mundo de posibilidades para el gusto infantil. Hoy la industria de los juguetes genera, tan solo en Estados Unidos, ganancias de aproximadamente $80.9 billones, según estadísticas de la Asociación de la Industria del Juguete.
La sociedad de consumo promueve los excesos y la compra de juguetes no es la excepción. Sin embargo, señalan las expertas, con pocos juguetes económicos los niños pueden disfrutar y aprender.
“No hay que sobrecargar con excesos. Lo que el niño necesita son objetos con los cuales pueda expresar su mundo, su imaginación”, precisa Santiago.

Recomendaciones por edad

0 a 3 años – En estos primeros anos uno de los juegos favoritos de los niños no cuesta nada. Juega con ellos Peekaboo, cántale canciones y exponlo a observar libros apropiados para su edad. Los rompecabezas (tambien apropiados para su etapa de desarrollo) y juegos como Mr. Potato y los bloques ayudan a desarrollar la habilidad espacial, la coordinación ojo mano y el motor fino. Jugar con bolas grandes (balones o de playa) les resulta súper divertido y a la vez desarrollan destrezas motoras.

3-6 anos – En esta etapa pueden disfrutar de jugar Veo Veo o Simón Dice. Estos juegos que les enseñan a seguir instrucciones y mantener la atención. Otros juegos como Memory desarrollan la memoria, la asociación, concentración y las destrezas visoespaciales. El juego simbólico, característico de esta edad es el que practican los niños al utilizar muñecas y figuras de acción. A través de ellos, los pequeños practican roles, se identifican y expresan conductas, solucionan conflictos y expresan creatividad.

6-9 años – No cuestan mucho, pero los juegos de mesa y las cartas son ideales para promover ratos de diversión y socializacion. Además, desarrollan numerosas destrezas entre las que se encuentran la memoria, la concentración y solución de problemas. En el aspecto social, presentan la oportunidad de enseñar sobre el control de los impulsos, manejo de la frustración y el compartir. Los juegos tecnológicos, que a menudo comienzan a ser introducidos a estas edades pueden también asistir al desarrollo de las áreas mencionadas, aunque su uso por demasiado tiempo o sin limites tiene el gran costo de afectar la socialización por el aislamiento que provocan.

9-12 años = Buenas alternativas son el Monopolio, el Battleship y otros juegos de mesa de mayor complejidad. También es buen momento para enfatizar en la practica de deportes que desarrollen las destrezas motoras, el hábito de estar activos físicamente y la disciplina, entre otras muchas destrezas. Juegos de manualidades o actividades artísticas les permiten desarrollar la creatividad.
Fuente: Dra. Rosaliz Rodriguez Gonzalez , sicóloga escolar

Tipos de juego principales

Sensorimotor (ej. jugar con la bola, Peekaboo)
Simbólico (‘pretend play’) – Imitación, creación de situaciones y roles (ej. figuras de acción, carritos, muñecas)
Social -Actividades que involucran acción con los pares (ej. juegos de mano, correr, a coger, a esconder).
Constructivo -Involucran la imaginación y la representación simbólica de las ideas (ej. plasticina, pintura, bloques).
Dirigidos o actividades – Involucran seguir instrucciones y reglas (ej. cartas, monopolio).

Fuente: Dra. Rosaliz Rodriguez Gonzalez , sicóloga escolar
Recuperado el día Sábado, 29 de septiembre de 2012, de http://www.elnuevodia.com/aliadosdelafantasia-1352478.html

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