Videojuegos: Diversión que puede ser perjudicial

Por Rubén Román Martínez, OD

En estos días, los asistentes de Santa Claus y los Reyes Magos hacen malabares para comprar uno de los regalos más solicitados por los chicos: los videojuegos.

Aunque prometen horas de diversión, el uso extremo de estos aparatos podría representar riesgos a la visión, en especial en los niños.

De acuerdo con la literatura científica, largas horas de juego pueden producir múltiples dolencias a los usuarios.

Entre ellas, visión borrosa, dolores de cabeza, mareos, malestar ocular y fatiga visual. Además, puede ocasionar problemas de enfoque e irritación ocular.

En nuestra práctica, los padres destacan que los hijos acercan sus ojos a sólo pulgadas de la pantalla, lo que, sin duda, causa estrés del sistema ocular.

En otros casos, el juego es tan intenso que los niños ni siquiera parpadean con tal de pasar la etapa.

Cuando eso sucede, cosa que también hacemos los adultos de manera inconsciente, la lubricación ocular disminuye, lo que produce irritación.

Por otra parte, en el caso de pacientes con epilepsia, también se ha concluido que el uso intensivo de los videojuegos podría estar asociado con ciertas convulsiones.

De hecho, según la Fundación de Epilepsia y otras organizaciones de salud, las convulsiones por fotosensitividad ocurren entre el 3% y el 5% de los pacientes.

En términos generales, la convulsión -a veces impercetible a simple vista- se produce cuando las imágenes que se observan en la pantalla cambian más rápido que el tiempo que necesita el sistema ocular y, posteriormente el cerebro, para decodificar tales imágenes.

Pero como los videojuegos han llegado para quedarse, es importante establecer reglas en torno a su uso. Entre ellas, te recomendamos que:


• Aunque resulte más interesante jugar en total oscuridad, procura que el niño utilice el videojuego en un lugar que esté bien iluminado. De esa forma, hará contrapeso con la brillantez de la pantalla.


• Enseña al niño a crear un “campo de fuerza imaginario” entre su rostro y el videojuego.


• La distancia idónea entre los ojos y la pantalla fluctúa entre 14 y 16 pulgadas. Eso, claro está, depende de la complexión física del menor.


• En el caso de consolas conectadas a un televisor de entre 19 y 22 pulgadas de tamaño, la distancia mínima ha de ser entre cinco a seis pies.


• A mayor tamaño de la pantalla, más amplia debe ser la distancia. Además, el juego debe sujetarse a una altura cómoda para evitar molestias en el cuello y los hombros.


• Establece un tiempo de juego total al día y períodos de descanso.


• Por ejemplo, si el niño utiliza el videojuego una hora al día, puede jugar en períodos de entre 20 minutos a media hora, seguidos de un receso.


• El receso, aunque breve, ofrecerá dos beneficios al niño: descansar su sistema visual y, como bien recomiendan los profesionales de la conducta humana, participar en otras actividades que trascienden los irresistibles videojuegos.


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El autor es optómetra clínico certificado en The Eye Doctor e instructor clínico en la Escuela de Optometría de la Universidad Interamericana. Para más información, puede enviarle un mensaje electrónico a citas.eyedoctorpr@yahoo.com o llamar al (787) 283-6567.

Referencia: Recuperado el 30 de diciembre de 2009, de http://www.elnuevodia.com/diversionquepuedeserperjudicial-653733.html

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