Creando el hábito de la lectura en los niños


Por Elena Tamargo
Julio19, 2010

Hablarte de la importancia que tendría para el futuro de tu niño la lectura es algo casi elemental. Pero es ése un tema importante que siempre es bueno recordar. Como sabes, leer no es solamente la decodificación del lenguaje escrito sino también una fuente de saber y de desarrollo personal. Hay personas que leen y se cultivan, mientras que otras se pierden los beneficos de hacerlo ¿Qué prefieres para tu pequeño?


El hábito de lectura no brota espontáneamente. Requiere de una motivación que puede surgir en la infancia, gracias a ti. Es ésta otra de tus tantas tareas como madre y tan importante como el resto. Podrías decirme que para eso está el colegio, con lo que estarías cometiendo un errror. El colegio enseña e inicia, pero es en la intimidad del hogar donde la lectura dejaría de ser una obligación para tu pequeño y comenzaría a convertirse en una vocación.


¿Cuándo comenzar? Sin dudas, antes de que tu niño sepa leer y escribir. Ya en la primera etapa de la educación infantil, en torno a los cuatro años, te resultará sencillo sembrar la primera semilla de la lectura. Podría ser antes, por supuesto. Si en el día de tu pequeño llega a existir un momento, íntimo y agradable, en el que mamá le lee unas historias maravillosas, estarás echando los cimientos de una relación eterna con la lectura.


Antes de dormir, arropadito y muy junto a ti, él disfrutará de ese momento mágico. No todo le será comprensible. Se le escaparán significados y expresiones, pero la atención que prestará le hará meterse dentro de la historia, guardando para sí personajes y situaciones, viviendo un mundo de fantasía que desarrollará su imaginación y le proporcionará nuevos conocimientos.


Más tarde, cuando domine la lectura, llegará el momento de atesorar sus propios libros. Te aseguro que pocas cosas pueden resultar tan estimulantes para los padres que saber que su niño se ha convertido en un lector, porque es un indicativo de la prioridad que él le confiere a su propia educación. Por otra parte, el hecho de que tu niño combine la lectura con la tele y los juegos --sobre todo los electrónicos, de lo que ya hablaremos--, le proporcionará a su tiempo de ocio una opción formativa.


Rita, la hija de una de mis amigas, sería un buen ejemplo. Es una niña alegre, sociable, que tiene una madurez que destaca entre la de muchos de sus compañeritos del tercer grado de primaria. Ella es una lectora y absorbe en sus libros conocimientos que uno puede percibir en las charlas con ella. Resulta muy grato tratar con una niña que razona por sí misma y tiene argumentos para todo. Ella reserva en la librería las lecturas que le interesan y pide a sus padres, con la misma energía que salir a patinar con sus amiguitos, ir a comprar sus libros. Hace el camino de vuelta leyendo.


En cambio, la creación de la motivación del niño por la lectura no deja de ser una ocupación de los padres y en especial de mamá. Cuando te sientas en el sofá a leer una novela o una revista, tu hijo tendrá algo más que imitar. Entre tus regalos, además de los juguetes, tendrían que estar los libros. No todos los niños son como Rita, pero en su caso, te lo aseguro, sus padres hacen amabas cosas. Y aún le leen antes de dormir.


No quiero terminar sin llamarte la atención sobre la procedencia de los libros que tu pequeño lleva a casa. Si los sacó de la biblioteca, se supone que su contenido sea el apropiado; pero si alguien se los ha prestado, sería conveniente que, con la discreción que requiere el caso, te intrereses por conocer de qué tratan.


El espacio se me acaba y deseo comentarte que más adelante volveré sobre el tema para recomendarte varias lecturas para tu pequeño. Por edades, claro está. No obstante, no quiero dejar de mencionar hoy algunas obras clásicas que han marcado a niños de muchas generaciones. Para los mayorcitos, Huckleberry Finn y Tom Sawyer de Mark Twain, así como Robinson Crusoe, de Daniel Defoe. Para los más pequeños, aunque son lecturas apropiadas para cualquier edad, las narraciones de José Martí recogidas en La Edad de Oro.


Mi consejo.


El saber no ocupa espacio, pero sí tiempo. Todo lo que hagas porque tu hijo lea te será recompensado. "El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.", dijo Miguel de Cervantes por boca de Don Quijote de la Mancha.


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Referencia:

Titulo original: Leer, saber, pensar

Recuperado el 24 de julio de 2010, de http://espanol.blogs.mujer.yahoo.com/aqui-esta-mama/article/post/mujer_blog/28/Leer,-saber,-pensar.html

Foto de: http://img.blogdeblogs.com/unomasenlafamilia/uploads/2009/07/nino-leyendo_500.jpg


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